domingo, 29 de mayo de 2011

Las cosas del fútbol.


Teníamos que dar vuelta el partido. Hace tiempo no nos ganaban en casa, y en esta oportunidad nada cambiaría.
- Ya, Rucio, entra con todo - Creo que algo así me dijo el "profe".
Desde adentro de la cancha, una voz grave me gritaba: "¡Dale, métele!
Primera pelota que me llegaba y la reventé, para agarrar confianza. La segunda vez que toqué la pelota, me di el lujo de pasarme a dos rivales. Eran como más viejos, porque tenían una fuerza ...

-¡Llévatelo, si es malo! - Gritó un gordo desde afuera. Lástima que el "malo" al que hacía alusión era nada más ni nada menos que yo.
Cuento corto, me lo pasé con un hoyito casi impecable. De esos que no te vuelven a salir más, así de perfectos. Miré a la galería y le grité al gordo: ¡Menos más que era malo, anda a comerte un completo, gordo y la ...!. Ustedes comprenderán qué es lo que sigue. Estoy en eso, cuando siento una patada a la altura de las canillas. Patada sin motivo aparente.
- ¡Eh pue´profe! ¿y la amarilla? - se escuchó de lejos.
Me retorcí de dolor, pero íbamos perdiendo, así que había que aguantarse no más. Un jugador del equipo rival ayuda a pararme.
- Esa fue por insultar a mi viejo que está en la galería. ¡Dedícate a jugar, mejor! - me dice al oído mientras me para.
La amarilla pintaba para roja, pero bueno.


Derrepente el "chico Mendoza" agarra la pelota. Se lleva como a tres, tira un centro y me cae justo en los pies. La acomodo y no sé cómo, gol. ¡ GO LA ZO! Pocas veces me he sentido así de bien en la vida. Se siente lindo hacer un gol, es como que eres el protagonista. Felicitaciones por acá, felicitaciones por allá ...


Quedaban 15 minutos y nos faltaba un gol para el empate. No necesitábamos ganar, pero sí empatar. La idea era irnos de cualquier manera, pero menos derrotados. Los minutos parecían que pasaban rápido. Tanto, que del otro lado de la cancha un compañero levanta la mano y gesticula algo así como "quedan cinco minutos". Pero se vinieron con todo, nadie podía parar al "10" de ellos, que ni tan bueno era. Lo traté de anticipar, pero no pude. Pasó igual. Quedé picado. Tenía fuerza, así que la única solución era tirarme una "barrida". Creo que ha sido la mejor que me he tirado en años. Saqué la pelota del área. Sacan ellos, pero el "chico Mendoza" se anticipa a la jugada y se la lleva. Contracarga. En resumen: fue golazo del chico.

Corrí no sé cuántos metros para abrazarlos a todos. Lo dimos vuelta. Nos sentíamos como el mejor equipo del mundo, siendo que somos un equipo de barrio. Los amigos de tu tía FC, para ser más precisos.

¡Qué lindo se siente jugar a la pelota!, me hace olvidar todo lo malo. El fútbol te regala cosas lindas, sin que, necesariamente, tú le regales cosas a él. ¡Bendito sea el que lo inventó!, aunque, yo creo que se inventó solo, porque es tan lindo ...

Nota: Sensaciones que nunca he sentido. Soy capaz de imaginarme parada en una cancha de fútbol, aunque sea de barrio. Sentimientos que me ha enseñado el fútbol. Sí, señores, la pelotita nos vuelve locos. ¿Tú de verdad crees que me quedaría así sin estar cerca del fútbol? ...

1 comentario:

  1. notabilisimo siempre sorprendiéndome con tus palabras para el fútbol :D

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