martes, 4 de enero de 2011

Nada...


¡ Cobarde!. Miré para todos lados pensando que alguien me gritaba. Pero, estaba equivocado. Era mi voz interior que me lo decía a gritos. ¡Cobarde, mil veces cobarde!.


Caminé y prendí un cigarro. De aquellos que tanto odiabas. Mil recuerdos pasaban por mi mente. Claro, soy cobarde. La última vez que te vi me decías que lo intentaramos. Y yo, como siempre, arrancaba de la situación escudándome en pretextos absurdos. ¿Qué me costaba decir que sí?. Me creo fuerte y soy débil.


Cerré la puerta y me dijiste, casi con una lágrima en los ojos: - Para qué, si esto no va a ningún lado. Me parece saber que en tu interior piensas que algún día volveré. Y tienes razón.

Tenías razón, tienes razón. Aunque, daría la vida por retroceder el tiempo y decirte que lo intentemos. Que saquemos adelante esto. Pero soy cobarde, soy un inútil, poco hombre. Y aunque el corazón me dice que te busque, no lo haré. Será mi orgullo, quizás. O bien, soy yo y mi falta de valentía.


Perdón por no ser lo que esperabas. Perdón por existir.


(es bueno crear personajes, lo que la gente no sabe, es que tienen todo de ti)

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