miércoles, 27 de octubre de 2010

¡Qué haría sin tí!


Verdad que alguien te enseñó a jugar al balón. Alguien te dijo como pegarle, como hacer una bicicleta, un hoyito o una rabona. Quizás, alguien te dijo como se anticipaba o se marcaba. Cómo se juega de central o de delantero. O cuál es tu pega como volante -por derecha o izquierda-. A lo mejor, tu propio viejo te dijo como manejar la presión de tener que patear un penal de último minuto. Hasta el "profe" te dijo, en más de alguna oportunidad, cómo habilitar bien a tu compañero. Aunque, probablemente, con la práctica, tu mismo aprendiste cómo dominar el balón.

Pero esto, esto que se siente aquí nadie me lo enseñó y soy mujer. Esa sensación extraña que corre por el cuerpo, ese reloj que pareciera no avanzar nunca cuando necesitas que el partido termine. ¿Alquien te enseña a sentir eso?. Dime, ¿Alguien te lo enseña?.
Eso extraño que te hace no poder dormir, o simplemente, celebrar toda una semana. 11 jugadores corriendo detrás de una pelotita, pero ¡es más que eso señores!, es más que eso.


A veces, lo daría todo por ser sólo simpatizante de un equipo, pero para mi mala - o buena - suerte, soy hincha. De esas que nació con un equipo en la mente - y más allá, en el corazón- y se va a morir así.

Y sí, te mentiría si dijiera que no siento envidia de no poder ponerme una camiseta y mojarla. Cúanto me gustaría saber lo que sientes tú cuando pisas los pastos de una cancha y dices para tí: "ya, a matar o morir". Daría lo que fuera por pararme frente a un arco y patear sin miedo, sólo con talento. Perderme en los pastos recién regados con agua fresca. ¡Qué no daría!.

Pero, suplo todo aquello con esta pasión -exquisita para mí, inexplicable para mi madre-. Nací así, lo llevo en la sangre. Nadie me dijo cómo se hace para llegar a sentir esto tan lindo que se siente. Nadie me indicó hacia donde debía ir. Yo sólo me dejé llevar por el imponente y tan codiciado Don balón.

Porque díganme ustedes, ¿Se puede sentir algo mejor que alentar a tu equipo hasta que no te quede voz?.

Perdón. Perdón a la vida por quebrar esquemas. Por no ir con la corriente, sino, contra ella.
Tengo el pelo largo, rojo -o negro, como usted prefiera- me pinto las uñas y me pongo aros. Pero algo tenemos en común. Algo nos une, un sólo sentir, una única sensación. Estamos ciegos por el deporte más lindo del mundo. Estamos locos y perdidos por el poderoso mundo del sudor, las camisetas, los llantos, las alegrías, los estadios y los locos, los locos por el fútbol. Yo más loca, por perderme en un mundo que, inicialmente, no fue creado para nosotras.

Y bueno ¡No hay nada más lindo que el fútbol! NADA.
¡Vaya!, ¿Qué sería de mi vida sin él?

3 comentarios:

  1. Esto lo deberían leer varios de mis amigos que dicen llamarse "Hinchas"
    Me Pongo de Pie!

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  2. Muchísimas gracias por leerme =)
    Saludos !

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  3. simplemente notable muchas veces he discutido con mi polola por que ella no entiende lo que es el amor por una camiseta la emocion que se siente el alentar desde el tablon a los 11 guerreros que en un segundo nos pueden trasnportar desde la felicidad maxima expresada en un grito de gol hasta las lagrimas cuando en el ultimo minuto se ve como se aleja un triunfo claro de verdad la felicito por lograr plasmar tan bien ese sentimiento tan hermoso pero a la vez tan dificil de describir
    desde hoy me volvere adicto a su blog

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